jueves, 8 de diciembre de 2011

EL CINE PARA LOS MÁS PEQUES.


La imagen en movimiento, sus mensajes, sus ideas técnicas y sus contenidos son
elementos de indiscutible valor y de indispensable estudio en las aulas. En la Educación
Primaria es un contenido que se trabaja en varias áreas, plástica, lengua y literatura,
conocimiento del medio… Pero además, es una de las estrategias interdisciplinares por
excelencia, vía para lograr la transversalidad, y al mismo tiempo base para el análisis y
estudio de cualquiera de las áreas del currículo.
El cine refleja la totalidad, pues su fundamento es contar historias con
tecnologías y lenguajes diversos a los tradicionales. El cine, como comenta MacLuhan
en «El aula sin muros», complementa conocimientos, integra ideas y lenguajes. El cine
puede hacer comprender mejor la vida, inicia a nuevos lenguajes y acerca a los más
pequeños conceptos y valores difíciles de apreciar por los medios escolares
tradicionales.
La imagen en movimiento es una de las ventanas al mundo con que cuentan los
más pequeños, a quienes les absorbe el cine y su magia desde sus primeros días de vida.
La primera experiencia cinematográfica de niños y niñas es generalmente duradera, con
diferencia sobre cualquier otra representación icónica. La publicidad en televisión
también ejerce sobre ellos una poderosa atracción. El cine aporta el movimiento y el
concepto de secuencia, ubicado dentro de la temporalidad.
Desde que el niño nace, ya en la familia, es conveniente que
esté cerca del cine, ya sea en la tele o asistiendo a salas cinematográficas con sus padres.
Hay que comenzar viendo películas entretenidas, en cada edad las correspondientes. Lo
lúdico y festivo es diferente en cada edad, cultura y condición. Los más pequeños
encajan mejor los dibujos animados. Disney es un buen iniciador. Sus largometrajes, y
los cortos, tienen los ingredientes necesarios en dinamismo, color, música, cambio de
acción y de estímulos suficientes para atraer también a los más pequeños. Las películas
de dibujos animados contienen imaginación y tratan los temas con la libertad que no
puede dar la imagen real, permitiéndose incongruencias y excentricidades, por extrañas
que parezcan. El trazo, el color, y las formas caricaturescas tienen más parecido con la
propia forma de expresión pictórica de los niños, haciendo posible relatar cualquier tipo
de historia. El animismo, característico de la etapa en la que el niño se mueve, se ve
refrendado por la fantasía y el color, la música y el ritmo, en donde cualquier cosa,
objeto, figura geométrica, animal, planta, letra o signo se mueve expresándose como
una persona.


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